Quienes Somos


Nuestra asociación, nace cuando en abril de 2022, sufro uno de los peores momentos de mi vida (aunque me atrevería a decir que el peor hasta la fecha). De la mía y de Guines. Guines es victima de una imprudencia veterinaria, cuando su veterinario, extirpa por error el ojo equivocado.

Antes de entrar en materia quiero agradecer a todos nuestros amigos y familiares que nos han ayudado en este proceso. Y aunque fueron imprescindibles, la que me salvo, fue la propia afectada, Guines.

Ella consiguió levantarme. Tras la cirugía pase dos días en cama, sin parar de llorar. Por el día, por la tarde, por la noche y por la madrugada. No solo tenía una ira impresionante, sino que el sentimiento de culpa por haberla llevado a esa clínica y no a su oftalmólogo habitual, no me dejaba vivir. Pues bien, ella estuvo esos dos días en la cama, conmigo, sin moverse de mi lado. Para nada. No me dejaba sola y aunque no podía verme, podía sentirme y lo único que expresaba era: “Bueno, ¿ya?, ¿vamos a dar una vuelta o qué?” (creo que todos los que tenemos perro, sin necesidad de que hablen, sabemos que nos piden en cada momento). Y ahí entendí que ella no sentía ni esa rabia, ni ese odio, ni ese rencor que me comía a mí por dentro y que si ella había sido capaz de perdonarme, también debía hacerlo yo. Primero, perdonarme a mí misma y luego al veterinario. Y entonces, me levante.

A partir de ahí, cada vez que íbamos a un parque, muchos amigos perrunos, nos preguntaban ¿Qué le había pasado a Guines?. Al contarles la historia, no eran sus caras de incredulidad lo que me sorprendía, sino que la mayoría de ellos habían pasado por situaciones similares o conocían a alguien que lo había sufrido (algunos casos incluso, más dramáticos que el nuestro), y ni siquiera sabían que habían sido víctimas de una imprudencia profesional o negligencia o mala praxis de su veterinario.

Tristemente, NINGUNO había reclamado NADA y la mayoría bien por desconocimiento o miedo al fracaso.

Me preguntaba ¿Cómo consiguieron entonces paliar parte de su dolor? Sencillamente no lo hicieron. Nunca. Ya no hablo de dinero, sino del hecho de que alguien como un juez o un seguro de responsabilidad civil, reconozcan con su sentencia o indemnización, un simple” TIENES RAZÓN y se han equivocado”. Eso ayuda, aunque estaría mucho mejor escucharlo del propio causante, ósea el veterinario, pero seamos francos, a ninguno le gusta reconocer sus errores y menos cuando su profesionalidad esta en tela de juicio. En mi caso no le quedó mas remedio porque era algo obvio, pero en la mayoría de los procedimientos nunca lo van a reconocer y tendremos que apoyarnos en peritos para demostrarlo. Por azares de la vida, llevo más de 12 años trabajando como coordinadora de peritajes médicos (para personas), y entre los casos que coordino, hay casos de negligencias médicas. A pesar de la experiencia que poseo en la materia, aprendí muchas cosas con el caso de Guines, y también cometí, no se si un error, pero desde luego un desacierto con no llevar el caso de Guines a juicio. Ahí es cuando nació nuestra asociación. Ahí, me di cuenta de que todo el “cabreo” que yo sentía lo tenia que transformar en algo bueno. Que todo lo que había aprendido durante el proceso tenía que volcarlo en gente que pudieran estar pasando por lo mismo que nosotras y además intentar conseguir indemnizaciones justas para las familias y los animales a través de un baremo específico para ellos. Al igual que Guines me ayudo a mí a levantarme, ella con su caso, debía de ayudar a levantarse a otros.

Scroll al inicio